Desde que el mundo es mundo, la creatividad se ha considerado un don, una característica, una especie de bendición de algunos elegidos. Desde hace unos años, comenzaron a escribirse gran cantidad de libros que pusieron en cuestión esta afirmación con numerosos casos y ejemplos.
En su libro Creatividad, Edward Del Bono, uno de los autores más prolíficos sobre el tema narra una investigación según la que el 94% de los jóvenes valora el triunfo como lo más importantes de su vida y lo asocia en forma directa con la creatividad.
Con el fin de observar lo que ocurría en mi propio entorno, hice varias veces la misma pregunta a los participantes de mis cursos y seminarios, obteniendo resultados similares a los que menciona Del Bono.
“Los individuos creativos se pueden hacer ricos de un día para el otro”; “Son muy inteligentes”; “Son los que ascienden más rápidamente en las empresas”; “Ocupan los mejores puestos en las agencias de publicidad”.
Prácticamente en todas las respuestas puede inferirse la asociación creatividad-inteligencia-éxito.
Paralelamente, en aquellos que no se consideraban a sí mismos creativos, observé una especie de resignación, de aceptación de una realidad inmodificable. Una de las asistentes comentó: “mi jefe tiene una creatividad impresionante, yo voy de copiloto: soy muy buena implementando sus ideas” y me siento bien así.
Como se puede ver, una conceptualización equivocada de la creatividad lleva implícito el conformismo. De hecho, muchas personas que podrían ser número uno están varios escalones abajo porque no se dieron cuenta de que, al igual que cualquier otro ser humano sano, han venido a este mundo con un cerebro con condiciones naturales para la creatividad.Su error es no haberle dedicado tiempo a explorar por qué estas habilidades estaban bloqueadas.
Al escribir esto viene a mi mente el caso de una amiga que, hace unos cinco años, tenía un considerable sobrepeso. El nutricionista al que recurrió en aquella oportunidad le dijo: “nuestro trabajo a partir de hoy consiste en quitar las capas de tejido graso que ocultan tu belleza”. Y así fue, por cierto, Maia es preciosa.
Análogamente, todo ser humano que no se considere creativo y quiera serlo debería recorrer un camino similar:
Averiguar cuáles son las “capas” que traban u ocultan su creatividad, impidiéndole que aflore (lo que comúnmente denominamos bloqueos).
Recurrir a la ayuda de especialistas para liberar a su cerebro de todo aquello que entorpezca o impida el flujo de su potencial creativo.
Ejercitar la creatividad. Nadie puede liberar y, al mismo tiempo, desarrollar una habilidad si no le dedica tiempo a las prácticas diseñadas para ello. Los gimnasios cerebrales son sitios ideales para que puedan alcanzar este objetivo.
En los próximos apartados nos concentraremos en conceptos que son necesarios para comprender este maravilloso fenómeno a la luz de las neurociencias, y en los siguientes abordaremos los temas que consideramos relevantes para ayudar a los lectores a atravesar las etapas mencionadas precedentemente.
¿Qué entendemos por creatividad?
La creatividad normalmente se conceptualiza como la capacidad de un individuo para generar nuevas ideas fuera del marco que constituyen los esquemas estereotipados en el pensamiento.
Sin embargo, no es lo mismo la creatividad en ingeniería que la creatividad en la música o en la pintura, de hecho, las zonas cerebrales que se activan según el área de trabajo a la que se aplique esta habilidad son diferentes.
Por ejemplo, a veces se necesita una base de conocimiento para crear. De hecho, no hubiera sido posible enviar un robot a Marte sin experiencia en la carrera espacial, y si Demócrito (500 años antes de Cristo) no hubiera razonado que la materia estaba compuesta de pequeñísimos corpúsculos rodeados de espacios vacíos (los átomos).
En otras disciplinas, como la pintura o la escritura, no se requiere esta condición. En ambos casos la base previa de conocimientos se reduce al lenguaje, que se constituye en el instrumento que permitirá plasmar en una obra el genio creativo.
¿Qué ocurre a nivel cerebral?
A nivel cerebral, la creatividad es una de las diferencias más tangibles que tenemos con respecto a nuestros antepasados, ya que la evolución del hombre está estrechamente relacionada con ella, de hecho, cualquier libro sobre la historia del homo sapiens es, en cierto modo, la historia de sus inventos, desde aquellos relacionados con sus necesidades primarias (como un techo, armas rudimentarias o utensilios para comer) hasta los más sofisticados, como lo fue la rueda en su momento y como lo es hoy todo lo relacionado con la tecnología.
Precisamente, las facultades superiores que poseemos los seres humanos son las que nos han permitido combinar los elementos de la naturaleza para edificar nuestras casas, nuestras ciudades, nuestros puentes y enviar un robot a Marte. Estos ejemplos revelan, a su vez, que no estamos ante un fenómeno estrictamente individual o hereditario, ya que la vida social es decisiva en la evolución de la inteligencia creativa.
Conoce más de este tema en Entrenamiento cerebral
¿Conoces los términos de las temáticas? Aprende con el nuevo Diccionario de las Neurociencias Aplicadas
Desde que el mundo es mundo, la creatividad se ha considerado un don, una característica, una especie de bendición de algunos elegidos. Desde hace unos años, comenzaron a escribirse gran cantidad de libros que pusieron en cuestión esta afirmación con numerosos casos y ejemplos.
En su libro Creatividad, Edward Del Bono, uno de los autores más prolíficos sobre el tema narra una investigación según la que el 94% de los jóvenes valora el triunfo como lo más importantes de su vida y lo asocia en forma directa con la creatividad.
Con el fin de observar lo que ocurría en mi propio entorno, hice varias veces la misma pregunta a los participantes de mis cursos y seminarios, obteniendo resultados similares a los que menciona Del Bono.
“Los individuos creativos se pueden hacer ricos de un día para el otro”; “Son muy inteligentes”; “Son los que ascienden más rápidamente en las empresas”; “Ocupan los mejores puestos en las agencias de publicidad”.
Prácticamente en todas las respuestas puede inferirse la asociación creatividad-inteligencia-éxito.
Paralelamente, en aquellos que no se consideraban a sí mismos creativos, observé una especie de resignación, de aceptación de una realidad inmodificable. Una de las asistentes comentó: “mi jefe tiene una creatividad impresionante, yo voy de copiloto: soy muy buena implementando sus ideas” y me siento bien así.
Como se puede ver, una conceptualización equivocada de la creatividad lleva implícito el conformismo. De hecho, muchas personas que podrían ser número uno están varios escalones abajo porque no se dieron cuenta de que, al igual que cualquier otro ser humano sano, han venido a este mundo con un cerebro con condiciones naturales para la creatividad.Su error es no haberle dedicado tiempo a explorar por qué estas habilidades estaban bloqueadas.
Al escribir esto viene a mi mente el caso de una amiga que, hace unos cinco años, tenía un considerable sobrepeso. El nutricionista al que recurrió en aquella oportunidad le dijo: “nuestro trabajo a partir de hoy consiste en quitar las capas de tejido graso que ocultan tu belleza”. Y así fue, por cierto, Maia es preciosa.
Análogamente, todo ser humano que no se considere creativo y quiera serlo debería recorrer un camino similar:
Averiguar cuáles son las “capas” que traban u ocultan su creatividad, impidiéndole que aflore (lo que comúnmente denominamos bloqueos).
Recurrir a la ayuda de especialistas para liberar a su cerebro de todo aquello que entorpezca o impida el flujo de su potencial creativo.
Ejercitar la creatividad. Nadie puede liberar y, al mismo tiempo, desarrollar una habilidad si no le dedica tiempo a las prácticas diseñadas para ello. Los gimnasios cerebrales son sitios ideales para que puedan alcanzar este objetivo.
En los próximos apartados nos concentraremos en conceptos que son necesarios para comprender este maravilloso fenómeno a la luz de las neurociencias, y en los siguientes abordaremos los temas que consideramos relevantes para ayudar a los lectores a atravesar las etapas mencionadas precedentemente.
¿Qué entendemos por creatividad?
La creatividad normalmente se conceptualiza como la capacidad de un individuo para generar nuevas ideas fuera del marco que constituyen los esquemas estereotipados en el pensamiento.
Sin embargo, no es lo mismo la creatividad en ingeniería que la creatividad en la música o en la pintura, de hecho, las zonas cerebrales que se activan según el área de trabajo a la que se aplique esta habilidad son diferentes.
Por ejemplo, a veces se necesita una base de conocimiento para crear. De hecho, no hubiera sido posible enviar un robot a Marte sin experiencia en la carrera espacial, y si Demócrito (500 años antes de Cristo) no hubiera razonado que la materia estaba compuesta de pequeñísimos corpúsculos rodeados de espacios vacíos (los átomos).
En otras disciplinas, como la pintura o la escritura, no se requiere esta condición. En ambos casos la base previa de conocimientos se reduce al lenguaje, que se constituye en el instrumento que permitirá plasmar en una obra el genio creativo.
¿Qué ocurre a nivel cerebral?
A nivel cerebral, la creatividad es una de las diferencias más tangibles que tenemos con respecto a nuestros antepasados, ya que la evolución del hombre está estrechamente relacionada con ella, de hecho, cualquier libro sobre la historia del homo sapiens es, en cierto modo, la historia de sus inventos, desde aquellos relacionados con sus necesidades primarias (como un techo, armas rudimentarias o utensilios para comer) hasta los más sofisticados, como lo fue la rueda en su momento y como lo es hoy todo lo relacionado con la tecnología.
Precisamente, las facultades superiores que poseemos los seres humanos son las que nos han permitido combinar los elementos de la naturaleza para edificar nuestras casas, nuestras ciudades, nuestros puentes y enviar un robot a Marte. Estos ejemplos revelan, a su vez, que no estamos ante un fenómeno estrictamente individual o hereditario, ya que la vida social es decisiva en la evolución de la inteligencia creativa.
Conoce más de este tema en Entrenamiento cerebral
¿Conoces los términos de las temáticas? Aprende con el nuevo Diccionario de las Neurociencias Aplicadas