Hemos entrado de lleno en la “revolución de la neurociencia”; hemos comenzado una era en la que sus avances y aplicaciones se extienden a los más diversos campos de la actividad humana y, muy especialmente, a nuestra vida cotidiana.
En ese sentido, el Neuroliderazgo es una herramienta fundamental. Hemos comenzado una etapa en la que el desarrollo de las capacidades cerebrales está al alcance de todos.
En cualquier profesión, en cualquier actividad, incluso en el día a día, se abre un abanico infinito de posibilidades de desarrollo de las habilidades que necesitamos para trabajar, crecer intelectualmente, relacionarnos con los demás y vivir en armonía, tanto con el entorno como con nosotros mismos.
Lo único que necesitamos para ello es voluntad de superación y hacer un buen uso de las técnicas de Neuroliderazgo. Ten presente que el cerebro con el que venimos al mundo no es algo fijo, algo que nos viene dado y no se puede cambiar, es totalmente maleable.
Debido al maravilloso fenómeno de la Neuroplasticidad, todos podemos alcanzar altos grados de desarrollo siempre que exista la decisión de hacerlo.
Los seres humanos venimos al mundo con una determinada cantidad de neuronas, unos cuantos millones. El entramado cerebral se va creando mientras recibimos diferentes estímulos, esto es: A medida que vamos aprendiendo o incorporando nuevas experiencias, se va reorganizando nuestro entramado neuronal, y esto sucede segundo a segundo.
Por ello subrayo con frecuencia que “nuestra experiencia no es lo que nos ocurre”, es “lo que hacemos con lo que nos ocurre”, porque hablar de capacidades cerebrales no significa hablar solamente de capacidades intelectuales, como velocidad de procesamiento de la información, memoria o inteligencia creativa. Significa también, y esto es muy importante, hablar de emociones.
En este sentido, las últimas investigaciones no dejan lugar a dudas: las mejores decisiones que tomamos en la vida tienen una base emocional-metaconsciente, y las funciones ejecutivas del cerebro, que son las que necesitamos para razonar, planificar, elegir cursos de acción, no pueden operar a pleno sin un adecuado liderazgo emocional o neuroliderazgo.
Desarrollar capacidades cerebrales involucra no solo un conjunto de herramientas y ejercicios prácticos de entrenamiento neurocognitivo, como los vinculados a la atención, la concentración o la velocidad mental, involucra también un trabajo sistemático y constante para alcanzar el propio liderazgo emocional y vivir mejor.
Hemos entrado de lleno en la “revolución de la neurociencia”; hemos comenzado una era en la que sus avances y aplicaciones se extienden a los más diversos campos de la actividad humana y, muy especialmente, a nuestra vida cotidiana.
En ese sentido, el Neuroliderazgo es una herramienta fundamental. Hemos comenzado una etapa en la que el desarrollo de las capacidades cerebrales está al alcance de todos.
En cualquier profesión, en cualquier actividad, incluso en el día a día, se abre un abanico infinito de posibilidades de desarrollo de las habilidades que necesitamos para trabajar, crecer intelectualmente, relacionarnos con los demás y vivir en armonía, tanto con el entorno como con nosotros mismos.
Lo único que necesitamos para ello es voluntad de superación y hacer un buen uso de las técnicas de Neuroliderazgo. Ten presente que el cerebro con el que venimos al mundo no es algo fijo, algo que nos viene dado y no se puede cambiar, es totalmente maleable.
Debido al maravilloso fenómeno de la Neuroplasticidad, todos podemos alcanzar altos grados de desarrollo siempre que exista la decisión de hacerlo.
Los seres humanos venimos al mundo con una determinada cantidad de neuronas, unos cuantos millones. El entramado cerebral se va creando mientras recibimos diferentes estímulos, esto es: A medida que vamos aprendiendo o incorporando nuevas experiencias, se va reorganizando nuestro entramado neuronal, y esto sucede segundo a segundo.
Por ello subrayo con frecuencia que “nuestra experiencia no es lo que nos ocurre”, es “lo que hacemos con lo que nos ocurre”, porque hablar de capacidades cerebrales no significa hablar solamente de capacidades intelectuales, como velocidad de procesamiento de la información, memoria o inteligencia creativa. Significa también, y esto es muy importante, hablar de emociones.
En este sentido, las últimas investigaciones no dejan lugar a dudas: las mejores decisiones que tomamos en la vida tienen una base emocional-metaconsciente, y las funciones ejecutivas del cerebro, que son las que necesitamos para razonar, planificar, elegir cursos de acción, no pueden operar a pleno sin un adecuado liderazgo emocional o neuroliderazgo.
Desarrollar capacidades cerebrales involucra no solo un conjunto de herramientas y ejercicios prácticos de entrenamiento neurocognitivo, como los vinculados a la atención, la concentración o la velocidad mental, involucra también un trabajo sistemático y constante para alcanzar el propio liderazgo emocional y vivir mejor.