Conoce los procesos de aceptación y resistencia del cerebro

La resistencia al cambio es muy común en los seres humanos aun cuando, paradójicamente, nuestro cerebro cambia segundo a segundo debido al fenómeno de la neuroplasticidad

Seamos o no conscientes de ello, vivimos en una especie de transición desde un estado a otro en forma permanente. 

A nivel cerebral, es suficiente con que un estímulo cualquiera ingrese a través de los sistemas sensoriales, por ejemplo, cuando saboreamos por primera vez una nueva marca de café en el desayuno, para que se modifiquen las redes neuronales. 

En cada milésima de segundo se produce un proceso de transformación interna: cambia la información contenida en la memoria, cambian conceptos que tenemos sobre los hechos, las personas, los productos, las marcas, los países, las personas. Cambian los paradigmas, cambia lo que pensamos y sentimos, cambia nuestro cerebro.

Aun cuando no se puede ir en contra de esta dinámica para la cual hemos sido particularmente dotados, hay individuos que se resisten a los cambios: no quieren irse del barrio en el que vivieron “toda la vida”, repiten durante años las mismas compras en el mismo supermercado y no aceptarían un traslado a otra ciudad porque este hecho los descoloca. 

Estos hombres y mujeres son los que se convierten en un verdadero obstáculo para cualquier innovación en las organizaciones si no se aplican las herramientas necesarias para lograr su participación.

Durante una época en la que estábamos implementando un proceso de reorganización de áreas y funciones, un cliente de nuestra consultora me dijo, refiriéndose a un grupo de empleados que tenían varios años de antigüedad: “No te imaginas lo cansado que estoy de luchar para que se muevan estas mulas”.

El sustantivo “mulas” en este caso no era despectivo. Había surgido de un seminario taller en el que trabajamos el tema de la resistencia al cambio mediante un acting. El grupo A (que denominamos mulas) se caracterizaba por lentitud y resistencia a la implementación de un nuevo software), el grupo B (que denominamos gacelas) se situaba en otro extremo (agilidad e impaciencia para ponerlo en marcha). 

Tal como imaginará el lector, así las cosas no funcionaban, era necesario lograr un punto de equilibrio para evitar los costos que se generan cuando la falta de entendimiento obstaculiza las innovaciones.

Afortunadamente, el desarrollo de las neurociencias modernas ha allanado el camino para acceder a una mejor comprensión de este fenómeno debido a que el cerebro, esa máquina maravillosa que se cambia a sí misma minuto a minuto, segundo a segundo, paradójicamente, se resiste al cambio.

Neurobiología del cambio

Si bien no hay una única razón para explicar el fenómeno del cambio, se ha avanzado bastante al estudiar la relación entre la memoria de trabajo, la atención consciente, la función de los ganglios basales y el consumo de energía cerebral. Veamos qué significa todo esto.

Implicancias de la memoria de trabajo 

La memoria de trabajo es la que se utiliza para manipular temporalmente la información, por ejemplo, cuando una persona retiene lo que otra le está diciendo y elabora su respuesta. 

Si bien hay varias regiones cerebrales involucradas en los mecanismos de este sistema, es interesante destacar el rol de los lóbulos frontales y parietales.

Cuando una persona realiza los ejercicios de un programa de entrenamiento neurocognitivo, se produce un incremento de la actividad en las zonas frontal y parietal de su cerebro.

Esto mismo sucede durante los procesos de cambio, caracterizados por la utilización intensa de este sistema debido al esfuerzo que implica el aprendizaje consciente. 

Te invito a conocer más de este tema en: Cerebro ejecutivo y el cerebro emocional ¿por qué fracasan algunos directivos? Y a descargar sin cargo el diccionario de Neurociencias Aplicadas en el siguiente enlace: https://bit.ly/2wZacjn.

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Conoce los procesos de aceptación y resistencia del cerebro

 

La resistencia al cambio es muy común en los seres humanos aun cuando, paradójicamente, nuestro cerebro cambia segundo a segundo debido al fenómeno de la neuroplasticidad

Seamos o no conscientes de ello, vivimos en una especie de transición desde un estado a otro en forma permanente. 

A nivel cerebral, es suficiente con que un estímulo cualquiera ingrese a través de los sistemas sensoriales, por ejemplo, cuando saboreamos por primera vez una nueva marca de café en el desayuno, para que se modifiquen las redes neuronales. 

En cada milésima de segundo se produce un proceso de transformación interna: cambia la información contenida en la memoria, cambian conceptos que tenemos sobre los hechos, las personas, los productos, las marcas, los países, las personas. Cambian los paradigmas, cambia lo que pensamos y sentimos, cambia nuestro cerebro.

Aun cuando no se puede ir en contra de esta dinámica para la cual hemos sido particularmente dotados, hay individuos que se resisten a los cambios: no quieren irse del barrio en el que vivieron “toda la vida”, repiten durante años las mismas compras en el mismo supermercado y no aceptarían un traslado a otra ciudad porque este hecho los descoloca. 

Estos hombres y mujeres son los que se convierten en un verdadero obstáculo para cualquier innovación en las organizaciones si no se aplican las herramientas necesarias para lograr su participación.

Durante una época en la que estábamos implementando un proceso de reorganización de áreas y funciones, un cliente de nuestra consultora me dijo, refiriéndose a un grupo de empleados que tenían varios años de antigüedad: “No te imaginas lo cansado que estoy de luchar para que se muevan estas mulas”.

El sustantivo “mulas” en este caso no era despectivo. Había surgido de un seminario taller en el que trabajamos el tema de la resistencia al cambio mediante un acting. El grupo A (que denominamos mulas) se caracterizaba por lentitud y resistencia a la implementación de un nuevo software), el grupo B (que denominamos gacelas) se situaba en otro extremo (agilidad e impaciencia para ponerlo en marcha). 

Tal como imaginará el lector, así las cosas no funcionaban, era necesario lograr un punto de equilibrio para evitar los costos que se generan cuando la falta de entendimiento obstaculiza las innovaciones.

Afortunadamente, el desarrollo de las neurociencias modernas ha allanado el camino para acceder a una mejor comprensión de este fenómeno debido a que el cerebro, esa máquina maravillosa que se cambia a sí misma minuto a minuto, segundo a segundo, paradójicamente, se resiste al cambio.

Neurobiología del cambio

Si bien no hay una única razón para explicar el fenómeno del cambio, se ha avanzado bastante al estudiar la relación entre la memoria de trabajo, la atención consciente, la función de los ganglios basales y el consumo de energía cerebral. Veamos qué significa todo esto.

Implicancias de la memoria de trabajo 

La memoria de trabajo es la que se utiliza para manipular temporalmente la información, por ejemplo, cuando una persona retiene lo que otra le está diciendo y elabora su respuesta. 

Si bien hay varias regiones cerebrales involucradas en los mecanismos de este sistema, es interesante destacar el rol de los lóbulos frontales y parietales.

Cuando una persona realiza los ejercicios de un programa de entrenamiento neurocognitivo, se produce un incremento de la actividad en las zonas frontal y parietal de su cerebro.

Esto mismo sucede durante los procesos de cambio, caracterizados por la utilización intensa de este sistema debido al esfuerzo que implica el aprendizaje consciente. 

Te invito a conocer más de este tema en: Cerebro ejecutivo y el cerebro emocional ¿por qué fracasan algunos directivos? Y a descargar sin cargo el diccionario de Neurociencias Aplicadas en el siguiente enlace: https://bit.ly/2wZacjn.