Neuroplasticidad Autodirigida: ¿Qué tenía el cerebro de Einstein que no tenga el tuyo?

 

Uno de los factores decisivos en la explosión de conocimientos, producida a partir de la década del cerebro, ha sido la posibilidad de aplicarlos a diversas áreas de la actividad humana, lo que ha propiciado el desarrollo de herramientas de alta efectividad.

La importancia de este avance es de tal magnitud que tanto los educadores (en universidades, colegios e institutos de todos los niveles) como las modernas gerencias de recursos humanos y capacitación se han sumado a esta gran innovación.

Estamos transitando una era en la cual la extrapolación de los conocimientos de las neurociencias a las distintas profesiones se ha convertido en insoslayable.

En las organizaciones de avanzada ya no se habla de capacitación, sino de neurocapacitación, porque las nuevas técnicas apuntan  a potenciar los procesos de enseñanza-aprendizaje en temas específicos y al desarrollo del potencial cerebral de la organización en su conjunto, esto se hace mediante un proceso de neuroplasticidad autodirigida.

El fenómeno de la neuroplasticidad

La neuroplasticidad es la capacidad que tiene el cerebro para formar nuevas redes o modificar las existentes a cada instante como resultado de la interacción de un individuo con el entorno.

Es la base de la memoria y el aprendizaje e involucra una visión dinámica de los mecanismos cerebrales.

Y puedo ponerte un ejemplo claro: si un amigo te muestra fotografías del Castillo de Neuschwanstein (Baviera, Alemania), tu cerebro procesará la información sobre la imponente belleza de esta construcción a través de los sentidos de la vista y el oído, creando una nueva red neuronal (dado que nunca le habías prestado atención a los castillos).

Si descubres que es un tema fascinante y decides continuar informándote, los estímulos que recibirás a través de la lectura, videos documentales, libros, películas, entre otros,  harán que mantengas abierto el circuito que se ha creado.  

Si con el correr del tiempo, te conviertes en un experto en castillos y le dedicas gran parte de tu vida a conducir tours por Europa para visitar estas maravillas de la arquitectura, estos circuitos generarán cambios físicos estables en la estructura de tu cerebro. A este fenómeno se debe que el entramado neuronal de cada ser humano sea único y completamente diferente de los demás.

El cerebro de Einstein (que se extrajo luego de su muerte en la Universidad de Princeton, en 1955) tenía un gran desarrollo en regiones relacionadas con la inteligencia visuoespacial y el pensamiento matemático, y poseía mayor cantidad de células gliales por neurona que un varón promedio en algunas zonas de la corteza. También se corroboró que los lóbulos parietales del extraordinario científico eran un 15% más grandes que los normales para un hombre de su edad.

Ahora te pregunto: ¿Qué habría pasado si Einstein hubiera elegido otra área para desempeñarse o si hubiese decidido ser músico o sociólogo?

¿Qué hubiera pasado si, en vez de científico, hubiera llevado una existencia rutinaria  y sin inquietudes intelectuales? ¿Habría tenido la misma morfología su cerebro? Te dejo a ti la elaboración de la respuesta.

Lo relevante es que todo lo inscripto en la naturaleza fisiológica del sistema nervioso a través del aprendizaje predispone a las personas a actuar de determinada manera.

En las organizaciones, la optimización de las habilidades requeridas para cada puesto de trabajo, en todos los niveles y sin distinción de jerarquías, depende en gran parte de la constancia para aprender y aplicar lo aprendido en función de objetivos claramente definidos. De ello se trata la neuroplasticidad autodirigida.

Neuroplasticidad Autodirigida: ¿Qué tenía el cerebro de Einstein que no tenga el tuyo?

 

Uno de los factores decisivos en la explosión de conocimientos, producida a partir de la década del cerebro, ha sido la posibilidad de aplicarlos a diversas áreas de la actividad humana, lo que ha propiciado el desarrollo de herramientas de alta efectividad.

La importancia de este avance es de tal magnitud que tanto los educadores (en universidades, colegios e institutos de todos los niveles) como las modernas gerencias de recursos humanos y capacitación se han sumado a esta gran innovación.

Estamos transitando una era en la cual la extrapolación de los conocimientos de las neurociencias a las distintas profesiones se ha convertido en insoslayable.

En las organizaciones de avanzada ya no se habla de capacitación, sino de neurocapacitación, porque las nuevas técnicas apuntan  a potenciar los procesos de enseñanza-aprendizaje en temas específicos y al desarrollo del potencial cerebral de la organización en su conjunto, esto se hace mediante un proceso de neuroplasticidad autodirigida.

El fenómeno de la neuroplasticidad

La neuroplasticidad es la capacidad que tiene el cerebro para formar nuevas redes o modificar las existentes a cada instante como resultado de la interacción de un individuo con el entorno.

Es la base de la memoria y el aprendizaje e involucra una visión dinámica de los mecanismos cerebrales.

Y puedo ponerte un ejemplo claro: si un amigo te muestra fotografías del Castillo de Neuschwanstein (Baviera, Alemania), tu cerebro procesará la información sobre la imponente belleza de esta construcción a través de los sentidos de la vista y el oído, creando una nueva red neuronal (dado que nunca le habías prestado atención a los castillos).

Si descubres que es un tema fascinante y decides continuar informándote, los estímulos que recibirás a través de la lectura, videos documentales, libros, películas, entre otros,  harán que mantengas abierto el circuito que se ha creado.  

Si con el correr del tiempo, te conviertes en un experto en castillos y le dedicas gran parte de tu vida a conducir tours por Europa para visitar estas maravillas de la arquitectura, estos circuitos generarán cambios físicos estables en la estructura de tu cerebro. A este fenómeno se debe que el entramado neuronal de cada ser humano sea único y completamente diferente de los demás.

El cerebro de Einstein (que se extrajo luego de su muerte en la Universidad de Princeton, en 1955) tenía un gran desarrollo en regiones relacionadas con la inteligencia visuoespacial y el pensamiento matemático, y poseía mayor cantidad de células gliales por neurona que un varón promedio en algunas zonas de la corteza. También se corroboró que los lóbulos parietales del extraordinario científico eran un 15% más grandes que los normales para un hombre de su edad.

Ahora te pregunto: ¿Qué habría pasado si Einstein hubiera elegido otra área para desempeñarse o si hubiese decidido ser músico o sociólogo?

¿Qué hubiera pasado si, en vez de científico, hubiera llevado una existencia rutinaria  y sin inquietudes intelectuales? ¿Habría tenido la misma morfología su cerebro? Te dejo a ti la elaboración de la respuesta.

Lo relevante es que todo lo inscripto en la naturaleza fisiológica del sistema nervioso a través del aprendizaje predispone a las personas a actuar de determinada manera.

En las organizaciones, la optimización de las habilidades requeridas para cada puesto de trabajo, en todos los niveles y sin distinción de jerarquías, depende en gran parte de la constancia para aprender y aplicar lo aprendido en función de objetivos claramente definidos. De ello se trata la neuroplasticidad autodirigida.

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