Según las Neurociencias, en el cerebro, que es la estructura física- orgánica que sustenta la mente, reside todo lo que una persona fue, es y puede llegar a ser; lo que ha experimentado, aprendido y memorizado, su consciencia y su metaconsciencia. También residen sus habilidades y sus dificultades, lo que acepta y lo que rechaza, lo que ama y cómo ama, lo que está presente y lo que cree haber olvidado.
Si bien todos los humanos venimos al mundo con una plataforma de lanzamiento extraordinaria, nuestro desarrollo dependerá de lo que cada uno perciba, experimente y procese a lo largo de la vida, ya que en el momento del nacimiento –con excepción de lo que viene inscripto en los genes- para las neurociencias todos los cerebros están programados biológicamente para desempeñar las mismas funciones.
Lo que va a diferenciar el cerebro de una persona con relación al de otra es la intrincada estructura de redes neuronales que se irá formando a medida que estas células se comuniquen entre sí como resultado de los estímulos que reciben del ambiente.
Este fenómeno, las Neurociencias lo denomina como Neuroplasticidad, y refiere a una propiedad natural mediante la que el cerebro se modifica a sí mismo minuto a minuto, segundo a segundo. Por ello, el cerebro de un biólogo es distinto del de un ingeniero, el de un conservador al de un liberal, el de un ateo difiere del de un religioso y el de un taxista tiene zonas con distinto desarrollo en comparación con el de un músico.
Neurociencias: Investigaciones, resultados y aplicaciones
Al comparar los cerebros de un grupo de participantes integrado por músicos profesionales, músicos aficionados y personas que no se dedicaban a la música, se descubrió que los primeros tenían más desarrolladas las zonas relacionadas con el oído, la vista y la actividad motora del cerebro (esto último se debe al entrenamiento en convertir las notas escritas en las partituras en movimientos de los dedos).
Esta investigación en neurociencias, publicada por Christian Gaser y Gottfried Schlaug en The Journal of Neuroscience, corroboró mediante FMRI que existe una correlación entre el nivel alcanzado en la práctica musical y el desarrollo de algunas zonas del cerebro.
En el Instituto de Neurociencia Cognitiva de la Universidad de Londres se realizó una investigación en la que participaron 90 adultos jóvenes que previamente habían respondido un cuestionario sobre su ideología política.
Esto se hizo mediante resonancia magnética funcional por imágenes. Al analizar los resultados (que luego fueron corroborados con otra muestra de 28 personas), se descubrió una fuerte correlación entre la ideología política y la estructura cerebral: quienes previamente se habían definido como liberales de izquierda tenían mayor densidad de materia gris en una región denominada cíngulo anterior, mientras que los que se definieron como conservadores de derecha tenían una zona de la amígdala más grande.
El cíngulo anterior participa en funciones muy importantes del organismo, como la regulación de la presión arterial y el ritmo cardíaco.
Tiene un papel fundamental en la motivación, la atención y la iniciativa (entre muchos otros). Es una zona muy estudiada por la neuropolítica debido a que se activa en situaciones que requieren resolver conflictos entre opciones.
La amígdala es una pequeña estructura con forma de almendra que interviene en detectar señales que anticipan peligro o amenaza y desempeña un rol fundamental en nuestra vida emocional, particularmente, en los neurocircuitos del miedo.
De lo expuesto se desprende con claridad que el cerebro se expresa, informa, nos dice cosas sobre un individuo y que toda persona que decida entrenarlo para tener una mente más ágil y activa puede hacerlo. Entonces lo que dicen las Neurociencias es que lo único que necesitarás es: conocimiento + voluntad + constancia.