
Cómo se estudia el cerebro desde las Neurociencias
Las diferentes ramas de la neurociencia la han convertido en una de las disciplinas más dinámicas por lo que se refiere a su evolución y desarrollo y, al mismo tiempo, en una de las que despierta más interés tanto en quienes se dedican a especialidades que pueden enriquecerse con sus aportaciones, como en los apasionados por conocer los misterios del cerebro desde que el mundo es mundo.
Sin duda, a medida que avanza la neurociencia, también lo hacen la cura de enfermedades, las técnicas de desarrollo neurocognitivo y emocional, el desarrollo de dietas orientadas a mejorar la salud y actividad cerebral, y las herramientas para luchar contra el deterioro que se produce con la edad.
De igual forma y marcando un desarrollo acentuado, se empezaron a desarrollar disciplinas que se nutren de sus conocimientos, como la Neuroeconomía, el Neuromarketing o el Neuromanagement, esta última ofrece a las empresas recursos para mejorar el liderazgo, la productividad y el bienestar en el trabajo.
Definición de Neurociencia
Podemos definirla como la ciencia que estudia la estructura y funcionamiento del sistema nervioso humano y cómo se relacionan sus diferentes elementos para crear y constituir la base biológica de la cognición, las emociones y la conducta.
¿Cómo se estudia el cerebro?
Los avances en el desarrollo de técnicas para obtener neuroimágenes han permitido a los psicólogos cognitivos estudiar la representación interna de los procesos mentales. Como resultado, las funciones superiores no tienen que deducirse a partir de observaciones del comportamiento, ya que el estudio de la cognición puede hacerse con tomografías computarizadas.
En primer lugar, debemos diferenciar las investigaciones que se realizan con cerebros en activo de las que lo hacen con cerebros post mórtem, tanto de personalidades destacadas como de gente anónima.
También los cerebros de los animales contribuyen al desarrollo de la Neurociencia: hay muchísimas investigaciones realizadas con gatos, varios roedores, monos, incluso babosas de mar e insectos que contribuyen a comprender cómo funciona nuestro cerebro.
La investigación experimental en neurociencias utiliza diversos equipos y tecnología. En general, abarca cuatro etapas:
Observación.
Reproducción (repetir la experiencia o hacer observaciones similares para descartar el azar).
Interpretación.
Verificación.
Uno de los factores decisivos en la explosión de conocimientos que se produjo durante y después de la década del cerebro ha sido el desarrollo de equipos que permiten observar reacciones cerebrales justo cuando se producen, por ejemplo, qué zona se activa cuando hablamos, qué ocurre al observar un anuncio o qué áreas se iluminan y cuáles permanecen apagadas ante determinados estímulos.
Los equipos que utilizan escáneres cerebrales son los más efectivos para obtener imágenes.
Como estos métodos no son invasivos, los investigadores pueden hacer muchos estudios en un mismo individuo y obtener información detallada acerca de la actividad de su cerebro, además de sobre su estructura. Si te interesa esta temática te invito a leer mi libro: Neurociencias para tu vida.

Cómo preparar el cerebro para ganar la carrera contra la tecnología
Las personas que forman parte de la población económicamente activa o se integrarán a ésta en un período de aproximadamente diez años (según mis cálculos) se encuentran ante un desafío que, si bien se avizora desde hace tiempo, ha adquirido un ritmo inusual.
Por ejemplo, en un exhaustivo trabajo publicado en 2013 por la prestigiosa Universidad de Oxford, se calcula que una cantidad importante de los empleos actuales cambiarán sustancialmente y que otros desaparecerán.
En los Estados Unidos se estima que un 47% de los trabajos actuales pueden ser computarizados en las próximas dos décadas, o menos. En otros, este porcentaje puede ser menor, particularmente en los menos desarrollados, pero ello no significa que debamos restarle importancia.
De hecho, con el crecimiento exponencial de la robótica ya han sido sustituidos muchos puestos de trabajo. Es suficiente con observar lo que pasa en las empresas o estar atentos a los avances tecnológicos para concluir en que una gran cantidad de tareas que antes realizaba la gente han sido sustituidas por algoritmos, es decir (y según su definición), “por un conjunto finito de operaciones sucesivas que permiten hacer un cálculo y encontrar la solución de un problema determinado”.
Por ejemplo, entre lo más viejo de la industria textil hallamos que una máquina manejada por un especialista reemplaza a una gran cantidad de personas en la fábrica.
Entre lo más nuevo se encuentran los algoritmos genéticos, que permiten agilizar los lotes de pedidos y organizar la entrega de los productos en forma mucho más rápida y eficaz.
Afortunadamente, la robótica se enfrenta a un reto que difícilmente pueda sortear, y ello tiene que ver con las habilidades de percepción, intuición y creatividad que (en mi opinión) es muy difícil que puedan ser sustituidas por algoritmos, aun cuando ya hay máquinas que realizan composiciones musicales, incluso dibujos y obras de arte que se exhiben en forma paralela a las realizadas por hombres y mujeres.
En el ámbito de la salud, las máquinas tienen capacidad de realizar diagnósticos y análisis clínicos a partir de muestras de laboratorio, reemplazando al ser humano en una gran cantidad de tareas que son de dominio cognitivo.
¿Cómo ganarle a la tecnología?
La pregunta focaliza en el tipo de habilidades que serán requeridas en un futuro que ya se encuentra entre nosotros. Afortunadamente, contamos con un as en la manga: la inteligencia artificial no puede sustituir por completo al ser humano porque carece de habilidades que son inherentes a éste y, en mi opinión, intransferibles a las máquinas, a saber:
- Comprensión del lenguaje emocional.
- Intuición.
- Imaginación.
- Sensibilidad.
- Creatividad.
- Empatía.
- Habilidades de captación metaconsciente.
- Inteligencia emocional.
En definitiva, como las máquinas carecen de la percepción y la sensibilidad humana, las habilidades futuras dependerán más de la inteligencia creativa y del coeficiente emocional que del intelectual.
Muchas organizaciones así lo han entendido desde hace tiempo. Por ello, en algunos países avanzados, particularmente, en Europa y los Estados Unidos, incluso en nuestro Instituto Braidot de Formación, día a día se suman empresas que, a la hora de capacitar a su gente, focalizan en las habilidades emocionales más que en las intelectuales.

Cómo llevar a un cliente de canales de distribución a neurocanales de comunicación
Hace unos años, la gestión de canales comprendía una serie de actividades interrelacionadas cuya principal misión consistía en conectar a las empresas con su mercado objetivo mediante redes por las que fluían los productos desde su lugar de origen hacia los locales de venta o centros de consumo. En esa época se hablaba de canales de distribución.
Posteriormente, cuando además de las funciones operativas y de traslado (logísticas), los miembros del canal comenzaron a implementar acciones en pro de la impulsión de productos mediante un conjunto de innovaciones, entre ellas, las campañas compartidas de comunicaciones, comenzamos a denominarlos canales de comercialización.
Sin embargo, ambas concepciones llevaron a muchas empresas a estudiar sólo los aspectos relativos a la intermediación como las funciones de los miembros del canal, la forma de resolver los conflictos que pudieran presentarse o las acciones compartidas de publicidad y promociones, con lo que se continuaba otorgando un rol completamente pasivo al cliente, que era considerado el último eslabón de la cadena.
Posteriormente, cuando se observó que el self service, la compra paseo y la búsqueda y aprovisionamiento por Internet no eran una moda, sino un estilo que permanecía y se iba consolidando en el tiempo, las organizaciones comenzaron a prestarle mucha atención a las preferencias del cliente para lograr su satisfacción y nosotros decidimos denominarlos canales de marketing.
Ante el impacto de los cambios socioculturales, impulsados en parte por el avance tecnológico, las empresas comenzaron a trabajar mucho más allá de la fábrica: era necesario estudiar la conducta del cliente para lograr que éste eligiera el producto propio en un punto de ventas, para que lo visualizara rápidamente y lo pusiera en su carrito.
Por su parte, los minoristas impulsados por el avance de sus propios competidores, se vieron obligados a ir mucho más allá de la clásica gestión lineal y focalizaron su atención en aspectos sensoriales. Dentro de esto se encuentra la decoración del local, el tipo de luz, la mejor forma de exhibir los productos en góndola, la música, los aromas, etc. Esto es en todos los estímulos necesarios para que un cliente permanezca más tiempo en un local, disfrute de su compra y regrese.
Y si bien durante varios años se utilizaron elementos para generar experiencias placenteras durante la compra, algunos de ellos muy estudiados por terapias basadas en los sentidos como la musicoterapia, la aromaterapia y la cromoterapia, con el surgimiento del neuromarketing las investigaciones para conocer las preferencias sensoriales de las personas comenzaron a multiplicarse.
A este gran aporte se le están sumando en la actualidad los avances en la antropología de los sentidos y los de la neuropsicología, esta última suministra el soporte explicativo de los procesos metaconcientes involucrados en la generación y construcción de significados asociados a las experiencias de compra.
En el caso del producto en sí, que al estar colocado en una góndola debe venderse solo, el gran protagonista es el packaging. Se estima que, durante el recorrido de un hipermercado, una persona pasa la vista por aproximadamente 300 artículos por minuto. Por ello, el pack debe llamar la atención y contribuir al reconocimiento de la marca. Si está mal diseñado puede convertirse en un lastre, ya que el cliente no lo ve o tiende a descartar el producto, por más que sea bueno.
En síntesis:
La aplicación del neuromarketing a la estrategia de canales es crucial para avanzar en el conocimiento sobre cómo percibimos, integramos, memorizamos y evocamos información, explorar de qué modo y en qué procesos puede intervenir la tecnología para mejorar la gestión y descubrir en qué aspectos se deberá hacer hincapié para optimizar la satisfacción del cliente.

Cómo generar emociones positivas y matenerse motivado con Neuromanagement
El manejo de las emociones, la creación de equipos de trabajo entusiastas y la toma acertada de decisiones son beneficios del Neuromanagement, que hoy en día es utilizado como propulsor de estados del cerebro para generar resultados positivos.
En ese sentido, los ejemplos de Neuromanagement son muy variados y por supuesto con resultados que saltan a la vista, pues ya no se trata de gerenciar por gerenciar, ahora podemos sacar mayor provecho de nuestro cerebro conociéndolo aún más y por sobre todo conociendo el cerebro de quienes nos rodean en lo profesional.
Beneficios del Neuromanagement como generador de emociones positivas.
Las emociones positivas alcanzadas o logradas a través del neuromanagement facilitan los estados de motivación cerebral y además aportan una serie de beneficios que permiten:
- Un mejor posicionamiento de la información, es decir, más memoria.
- Una mayor fijación de la atención y la concentración.
- Una mayor creatividad.
- El fomento del esfuerzo.
- La generación de compromisos.
- La aparición estrategias de automotivación.
- Más facilidad en el aprendizaje.
¿Cómo generar emociones positivas a través del Neuromanagement?
El neuromanagement siempre nos ayudará a que tengamos en cuenta que los pensamientos positivos motivan y activan, mientras que los negativos deprimen y desmotivan. Pero la buena noticia es que nuestro cerebro es capaz de autogenerar emociones positivas y dependerá de nosotros si somos capaces de concentrarnos en ellas y visualizar escenarios exitosos.
Todos podemos generar una sensación de alegría con el pensamiento, si simplemente evocamos un momento en que experimentamos dicha emoción. El esfuerzo para dirigir la mente hacia acontecimientos positivos vale el esfuerzo.
Obviamente sabemos que es muy difícil manejar una situación que nos lleva al límite, como la pérdida de un familiar, pero exceptuando esos momentos la utilización de las técnicas del Neuromanagement para auto dirigir el pensamiento y los estados de ánimos negativos ofrece muy buenos resultados.
En ese sentido, el hábito del pensamiento optimista se alza como una de las variables y herramientas más poderosas que nos ofrece el Neuromanagement. El optimismo cumple una función adaptativa, en tanto promueve la motivación y nos ayuda a concentrarnos en las metas que deseamos alcanzar. Nos permite afrontar con estoicismo los momentos de adversidad.

Neuroliderazgo: cómo afecta el estrés a nuestro cerebro
El estrés es quizás uno de sentimientos que más nos afectan a diario, podría decir que es una palabra que muchas veces es entendida de manera equivocada, relativizada y en otras oportunidades infravalorada. El estrés no es un asunto menor y todos deberíamos prestarle atención y a través de los beneficios del neuroliderazgo seremos capaces de controlarlo.
¿Qué significa el estrés dentro del Neuroliderazgo?
Es el cansancio mental provocado por la exigencia de un rendimiento muy superior al normal, al que el organismo puede o no adaptarse pero que, aun haciéndolo, es capaz de provocar diversos trastornos físicos y mentales.
El estrés es la fuerza que se crea ante un estímulo determinado previendo una respuesta adecuada para él. Además, involucra todo factor externo e interno que propicie fuertes estados de tensión psicológica y ansiedad que se traducen en malestares emocionales y físicos.
Este estado de alerta permanente y estos niveles de tensión constantes pueden afectar las funciones ejecutivas del cerebro que son las encargadas controlar la concentración, la memoria y la toma de decisiones.
Es por ello que aplicando técnicas de Neuroliderazgo seremos capaces de manejar e incluso ampliar nuestra capacidad de soportar situaciones adversas pero de manera inteligente a través de los beneficios del neuroliderazgo.