
Impacto del estrés en el cerebro y en las organizaciones

Impacto del estrés en el cerebro y en las organizaciones
Constantemente hablamos de estrés. Si midiéramos la cantidad de veces que utilizamos el término durante el día nos llevaríamos una verdadera sorpresa. Y no es para menos, las sociedades actuales son auténticos caldos de cultivo para alto niveles de estrés, consecuentemente, el mundo del trabajo está realmente afectado por este fenómeno cuyas consecuencias no deben minimizarse.
Día a día las neurociencias confirman que el estrés, en sus diferentes variantes de intensidad y duración, produce daños en el cerebro, algunos son reversibles, siempre que se tome conciencia y se realice un profundo cambio de hábitos. Otros pueden ser muy graves (caso de la muerte neuronal y los accidentes cerebrovasculares).
Además del daño que el estrés genera en el cerebro, impide pensar con claridad, destruye la motivación y la creatividad, baja la productividad y, lo que es peor, las personas se enferman porque la tensión llega a tal grado de intensidad que reduce sus defensas ante enfermedades muy graves.
En otros casos muy reducidos el estrés es saludable, de hecho, la respuesta huida cuando una máquina puede provocar un accidente en una fábrica ha salvado la vida de muchas personas. En otros, cuando hay sobre carga continua de ansiedad y tensión puede resultar muy nocivo si no se controla. Por ejemplo, ha sido observado que un agente de policía puede experimentar 200 pulsaciones por minuto en 3 décimas de segundo durante una persecución. Ahora bien, ése es su trabajo y tiene una preparación y tratamiento especial para afrontarlo.
Lo llamativo es que en las empresas suelen generarse estados similares. Esto se ha detectado en épocas de crisis, cuando el llamado repentino de un gerente a uno de sus colaboradores puede llevarlo a pensar que va a ser despedido. Si bien ambos ejemplos se corresponden con casos extremos, la sobrecarga de tensiones debe ser especialmente tenida en cuenta por el liderazgo, de hecho, una de las herramientas más fantásticas para contrarrestarla procede del neurocoaching, mucho del trabajo que se realiza se orienta a ese objetivo.
Los daños que el estrés provoca en el cerebro pueden ser leves, moderados o muy importantes.
Durante una investigación realizada por la Universidad de Yale (que pueden leer en la revista Biological Psychiatry) se tomaron imágenes de los cerebros de 100 personas que habían vivido momentos muy estresantes, como pérdida del trabajo, de un ser querido e incluso divorcios.
Se observó menos materia gris de lo normal en el cortex prefrontal, una estructura que participa en la vida emocional, la regulación de los deseos y el control de los impulsos, lo cual puede provocar conductas inapropiadas en las personas afectadas.
También se observó que altera el funcionamiento del hipocampo, con lo cual la memoria puede formarse de manera débil y fragmentada, y que provoca la liberación excesiva de una hormona, el cortisol, como respuesta a situaciones de sobrecarga tensional. Además de afectar la memoria, en casos extremos se bloquea la corteza prefrontal, alterando la capacidad de resolución inteligente de problemas y las habilidades esenciales para razonar y tomar decisiones.
Corteza Prefrontal
Otro gran enemigo de las organizaciones y de las personas es el desencadenamiento de emociones negativas que origina el estrés, dado que ello repercute en los pensamientos predominantes e impacta en las relaciones con los demás, provocando una especie de efecto en cadena que genera un clima de trabajo que, en casos extremos, puede llegar a ser tortuoso.
Como pueden imaginar, estos temas son simplemente enunciativos, de hecho, he seleccionado solo “algunos” de los efectos dañinos del estrés para que puedan hacerse una idea sobre la importancia que tanto los líderes como las personas deben prestarle a este tema y tomar cuanto antes la sartén por el mango.
Además del ejercicio físico, el cambio de hábitos y la alimentación, las neurociencias modernas proporcionan un conjunto de recursos otrora impensables para ayudar a contrarrestar los efectos nocivos del estrés.
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Impacto del estrés en el cerebro y en las organizaciones
Constantemente hablamos de estrés. Si midiéramos la cantidad de veces que utilizamos el término durante el día nos llevaríamos una verdadera sorpresa. Y no es para menos, las sociedades actuales son auténticos caldos de cultivo para alto niveles de estrés, consecuentemente, el mundo del trabajo está realmente afectado por este fenómeno cuyas consecuencias no deben minimizarse.
Día a día las neurociencias confirman que el estrés, en sus diferentes variantes de intensidad y duración, produce daños en el cerebro, algunos son reversibles, siempre que se tome conciencia y se realice un profundo cambio de hábitos. Otros pueden ser muy graves (caso de la muerte neuronal y los accidentes cerebrovasculares).
Además del daño que el estrés genera en el cerebro, impide pensar con claridad, destruye la motivación y la creatividad, baja la productividad y, lo que es peor, las personas se enferman porque la tensión llega a tal grado de intensidad que reduce sus defensas ante enfermedades muy graves.
En otros casos muy reducidos el estrés es saludable, de hecho, la respuesta huida cuando una máquina puede provocar un accidente en una fábrica ha salvado la vida de muchas personas. En otros, cuando hay sobre carga continua de ansiedad y tensión puede resultar muy nocivo si no se controla. Por ejemplo, ha sido observado que un agente de policía puede experimentar 200 pulsaciones por minuto en 3 décimas de segundo durante una persecución. Ahora bien, ése es su trabajo y tiene una preparación y tratamiento especial para afrontarlo.
Lo llamativo es que en las empresas suelen generarse estados similares. Esto se ha detectado en épocas de crisis, cuando el llamado repentino de un gerente a uno de sus colaboradores puede llevarlo a pensar que va a ser despedido. Si bien ambos ejemplos se corresponden con casos extremos, la sobrecarga de tensiones debe ser especialmente tenida en cuenta por el liderazgo, de hecho, una de las herramientas más fantásticas para contrarrestarla procede del neurocoaching, mucho del trabajo que se realiza se orienta a ese objetivo.
Los daños que el estrés provoca en el cerebro pueden ser leves, moderados o muy importantes.
Durante una investigación realizada por la Universidad de Yale (que pueden leer en la revista Biological Psychiatry) se tomaron imágenes de los cerebros de 100 personas que habían vivido momentos muy estresantes, como pérdida del trabajo, de un ser querido e incluso divorcios.
Se observó menos materia gris de lo normal en el cortex prefrontal, una estructura que participa en la vida emocional, la regulación de los deseos y el control de los impulsos, lo cual puede provocar conductas inapropiadas en las personas afectadas.
También se observó que altera el funcionamiento del hipocampo, con lo cual la memoria puede formarse de manera débil y fragmentada, y que provoca la liberación excesiva de una hormona, el cortisol, como respuesta a situaciones de sobrecarga tensional. Además de afectar la memoria, en casos extremos se bloquea la corteza prefrontal, alterando la capacidad de resolución inteligente de problemas y las habilidades esenciales para razonar y tomar decisiones.
Corteza Prefrontal
Otro gran enemigo de las organizaciones y de las personas es el desencadenamiento de emociones negativas que origina el estrés, dado que ello repercute en los pensamientos predominantes e impacta en las relaciones con los demás, provocando una especie de efecto en cadena que genera un clima de trabajo que, en casos extremos, puede llegar a ser tortuoso.
Como pueden imaginar, estos temas son simplemente enunciativos, de hecho, he seleccionado solo “algunos” de los efectos dañinos del estrés para que puedan hacerse una idea sobre la importancia que tanto los líderes como las personas deben prestarle a este tema y tomar cuanto antes la sartén por el mango.
Además del ejercicio físico, el cambio de hábitos y la alimentación, las neurociencias modernas proporcionan un conjunto de recursos otrora impensables para ayudar a contrarrestar los efectos nocivos del estrés.
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Neuroplasticidad Autodirigida: ¿Qué tenía el cerebro de Einstein que no tenga el tuyo?

Neuroplasticidad Autodirigida: ¿Qué tenía el cerebro de Einstein que no tenga el tuyo?
Uno de los factores decisivos en la explosión de conocimientos, producida a partir de la década del cerebro, ha sido la posibilidad de aplicarlos a diversas áreas de la actividad humana, lo que ha propiciado el desarrollo de herramientas de alta efectividad.
La importancia de este avance es de tal magnitud que tanto los educadores (en universidades, colegios e institutos de todos los niveles) como las modernas gerencias de recursos humanos y capacitación se han sumado a esta gran innovación.
Estamos transitando una era en la cual la extrapolación de los conocimientos de las neurociencias a las distintas profesiones se ha convertido en insoslayable.
En las organizaciones de avanzada ya no se habla de capacitación, sino de neurocapacitación, porque las nuevas técnicas apuntan a potenciar los procesos de enseñanza-aprendizaje en temas específicos y al desarrollo del potencial cerebral de la organización en su conjunto, esto se hace mediante un proceso de neuroplasticidad autodirigida.
El fenómeno de la neuroplasticidad
La neuroplasticidad es la capacidad que tiene el cerebro para formar nuevas redes o modificar las existentes a cada instante como resultado de la interacción de un individuo con el entorno.
Es la base de la memoria y el aprendizaje e involucra una visión dinámica de los mecanismos cerebrales.
Y puedo ponerte un ejemplo claro: si un amigo te muestra fotografías del Castillo de Neuschwanstein (Baviera, Alemania), tu cerebro procesará la información sobre la imponente belleza de esta construcción a través de los sentidos de la vista y el oído, creando una nueva red neuronal (dado que nunca le habías prestado atención a los castillos).
Si descubres que es un tema fascinante y decides continuar informándote, los estímulos que recibirás a través de la lectura, videos documentales, libros, películas, entre otros, harán que mantengas abierto el circuito que se ha creado.
Si con el correr del tiempo, te conviertes en un experto en castillos y le dedicas gran parte de tu vida a conducir tours por Europa para visitar estas maravillas de la arquitectura, estos circuitos generarán cambios físicos estables en la estructura de tu cerebro. A este fenómeno se debe que el entramado neuronal de cada ser humano sea único y completamente diferente de los demás.
El cerebro de Einstein (que se extrajo luego de su muerte en la Universidad de Princeton, en 1955) tenía un gran desarrollo en regiones relacionadas con la inteligencia visuoespacial y el pensamiento matemático, y poseía mayor cantidad de células gliales por neurona que un varón promedio en algunas zonas de la corteza. También se corroboró que los lóbulos parietales del extraordinario científico eran un 15% más grandes que los normales para un hombre de su edad.
Ahora te pregunto: ¿Qué habría pasado si Einstein hubiera elegido otra área para desempeñarse o si hubiese decidido ser músico o sociólogo?
¿Qué hubiera pasado si, en vez de científico, hubiera llevado una existencia rutinaria y sin inquietudes intelectuales? ¿Habría tenido la misma morfología su cerebro? Te dejo a ti la elaboración de la respuesta.
Lo relevante es que todo lo inscripto en la naturaleza fisiológica del sistema nervioso a través del aprendizaje predispone a las personas a actuar de determinada manera.
En las organizaciones, la optimización de las habilidades requeridas para cada puesto de trabajo, en todos los niveles y sin distinción de jerarquías, depende en gran parte de la constancia para aprender y aplicar lo aprendido en función de objetivos claramente definidos. De ello se trata la neuroplasticidad autodirigida.
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Neuroplasticidad Autodirigida: ¿Qué tenía el cerebro de Einstein que no tenga el tuyo?
Uno de los factores decisivos en la explosión de conocimientos, producida a partir de la década del cerebro, ha sido la posibilidad de aplicarlos a diversas áreas de la actividad humana, lo que ha propiciado el desarrollo de herramientas de alta efectividad.
La importancia de este avance es de tal magnitud que tanto los educadores (en universidades, colegios e institutos de todos los niveles) como las modernas gerencias de recursos humanos y capacitación se han sumado a esta gran innovación.
Estamos transitando una era en la cual la extrapolación de los conocimientos de las neurociencias a las distintas profesiones se ha convertido en insoslayable.
En las organizaciones de avanzada ya no se habla de capacitación, sino de neurocapacitación, porque las nuevas técnicas apuntan a potenciar los procesos de enseñanza-aprendizaje en temas específicos y al desarrollo del potencial cerebral de la organización en su conjunto, esto se hace mediante un proceso de neuroplasticidad autodirigida.
El fenómeno de la neuroplasticidad
La neuroplasticidad es la capacidad que tiene el cerebro para formar nuevas redes o modificar las existentes a cada instante como resultado de la interacción de un individuo con el entorno.
Es la base de la memoria y el aprendizaje e involucra una visión dinámica de los mecanismos cerebrales.
Y puedo ponerte un ejemplo claro: si un amigo te muestra fotografías del Castillo de Neuschwanstein (Baviera, Alemania), tu cerebro procesará la información sobre la imponente belleza de esta construcción a través de los sentidos de la vista y el oído, creando una nueva red neuronal (dado que nunca le habías prestado atención a los castillos).
Si descubres que es un tema fascinante y decides continuar informándote, los estímulos que recibirás a través de la lectura, videos documentales, libros, películas, entre otros, harán que mantengas abierto el circuito que se ha creado.
Si con el correr del tiempo, te conviertes en un experto en castillos y le dedicas gran parte de tu vida a conducir tours por Europa para visitar estas maravillas de la arquitectura, estos circuitos generarán cambios físicos estables en la estructura de tu cerebro. A este fenómeno se debe que el entramado neuronal de cada ser humano sea único y completamente diferente de los demás.
El cerebro de Einstein (que se extrajo luego de su muerte en la Universidad de Princeton, en 1955) tenía un gran desarrollo en regiones relacionadas con la inteligencia visuoespacial y el pensamiento matemático, y poseía mayor cantidad de células gliales por neurona que un varón promedio en algunas zonas de la corteza. También se corroboró que los lóbulos parietales del extraordinario científico eran un 15% más grandes que los normales para un hombre de su edad.
Ahora te pregunto: ¿Qué habría pasado si Einstein hubiera elegido otra área para desempeñarse o si hubiese decidido ser músico o sociólogo?
¿Qué hubiera pasado si, en vez de científico, hubiera llevado una existencia rutinaria y sin inquietudes intelectuales? ¿Habría tenido la misma morfología su cerebro? Te dejo a ti la elaboración de la respuesta.
Lo relevante es que todo lo inscripto en la naturaleza fisiológica del sistema nervioso a través del aprendizaje predispone a las personas a actuar de determinada manera.
En las organizaciones, la optimización de las habilidades requeridas para cada puesto de trabajo, en todos los niveles y sin distinción de jerarquías, depende en gran parte de la constancia para aprender y aplicar lo aprendido en función de objetivos claramente definidos. De ello se trata la neuroplasticidad autodirigida.
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Sácale partido a tu cerebro con técnicas de Neuroliderazgo

Sácale partido a tu cerebro con técnicas de Neuroliderazgo
Hemos entrado de lleno en la “revolución de la neurociencia”; hemos comenzado una era en la que sus avances y aplicaciones se extienden a los más diversos campos de la actividad humana y, muy especialmente, a nuestra vida cotidiana.
En ese sentido, el Neuroliderazgo es una herramienta fundamental. Hemos comenzado una etapa en la que el desarrollo de las capacidades cerebrales está al alcance de todos.
En cualquier profesión, en cualquier actividad, incluso en el día a día, se abre un abanico infinito de posibilidades de desarrollo de las habilidades que necesitamos para trabajar, crecer intelectualmente, relacionarnos con los demás y vivir en armonía, tanto con el entorno como con nosotros mismos.
Lo único que necesitamos para ello es voluntad de superación y hacer un buen uso de las técnicas de Neuroliderazgo. Ten presente que el cerebro con el que venimos al mundo no es algo fijo, algo que nos viene dado y no se puede cambiar, es totalmente maleable.
Debido al maravilloso fenómeno de la Neuroplasticidad, todos podemos alcanzar altos grados de desarrollo siempre que exista la decisión de hacerlo.
Los seres humanos venimos al mundo con una determinada cantidad de neuronas, unos cuantos millones. El entramado cerebral se va creando mientras recibimos diferentes estímulos, esto es: A medida que vamos aprendiendo o incorporando nuevas experiencias, se va reorganizando nuestro entramado neuronal, y esto sucede segundo a segundo.
Por ello subrayo con frecuencia que “nuestra experiencia no es lo que nos ocurre”, es “lo que hacemos con lo que nos ocurre”, porque hablar de capacidades cerebrales no significa hablar solamente de capacidades intelectuales, como velocidad de procesamiento de la información, memoria o inteligencia creativa. Significa también, y esto es muy importante, hablar de emociones.
En este sentido, las últimas investigaciones no dejan lugar a dudas: las mejores decisiones que tomamos en la vida tienen una base emocional-metaconsciente, y las funciones ejecutivas del cerebro, que son las que necesitamos para razonar, planificar, elegir cursos de acción, no pueden operar a pleno sin un adecuado liderazgo emocional o neuroliderazgo.
Desarrollar capacidades cerebrales involucra no solo un conjunto de herramientas y ejercicios prácticos de entrenamiento neurocognitivo, como los vinculados a la atención, la concentración o la velocidad mental, involucra también un trabajo sistemático y constante para alcanzar el propio liderazgo emocional y vivir mejor.
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Sácale partido a tu cerebro con técnicas de Neuroliderazgo
Hemos entrado de lleno en la “revolución de la neurociencia”; hemos comenzado una era en la que sus avances y aplicaciones se extienden a los más diversos campos de la actividad humana y, muy especialmente, a nuestra vida cotidiana.
En ese sentido, el Neuroliderazgo es una herramienta fundamental. Hemos comenzado una etapa en la que el desarrollo de las capacidades cerebrales está al alcance de todos.
En cualquier profesión, en cualquier actividad, incluso en el día a día, se abre un abanico infinito de posibilidades de desarrollo de las habilidades que necesitamos para trabajar, crecer intelectualmente, relacionarnos con los demás y vivir en armonía, tanto con el entorno como con nosotros mismos.
Lo único que necesitamos para ello es voluntad de superación y hacer un buen uso de las técnicas de Neuroliderazgo. Ten presente que el cerebro con el que venimos al mundo no es algo fijo, algo que nos viene dado y no se puede cambiar, es totalmente maleable.
Debido al maravilloso fenómeno de la Neuroplasticidad, todos podemos alcanzar altos grados de desarrollo siempre que exista la decisión de hacerlo.
Los seres humanos venimos al mundo con una determinada cantidad de neuronas, unos cuantos millones. El entramado cerebral se va creando mientras recibimos diferentes estímulos, esto es: A medida que vamos aprendiendo o incorporando nuevas experiencias, se va reorganizando nuestro entramado neuronal, y esto sucede segundo a segundo.
Por ello subrayo con frecuencia que “nuestra experiencia no es lo que nos ocurre”, es “lo que hacemos con lo que nos ocurre”, porque hablar de capacidades cerebrales no significa hablar solamente de capacidades intelectuales, como velocidad de procesamiento de la información, memoria o inteligencia creativa. Significa también, y esto es muy importante, hablar de emociones.
En este sentido, las últimas investigaciones no dejan lugar a dudas: las mejores decisiones que tomamos en la vida tienen una base emocional-metaconsciente, y las funciones ejecutivas del cerebro, que son las que necesitamos para razonar, planificar, elegir cursos de acción, no pueden operar a pleno sin un adecuado liderazgo emocional o neuroliderazgo.
Desarrollar capacidades cerebrales involucra no solo un conjunto de herramientas y ejercicios prácticos de entrenamiento neurocognitivo, como los vinculados a la atención, la concentración o la velocidad mental, involucra también un trabajo sistemático y constante para alcanzar el propio liderazgo emocional y vivir mejor.
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¿Qué son las neuronas espejo y cómo intervienen en el proceso de neuroventa?

¿Qué son las neuronas espejo y cómo intervienen en el proceso de neuroventa?
Las neuronas espejo son un tipo particular de neuronas cuyas funciones se estudian intensamente debido a su rol en el aprendizaje, la imitación y la comunicación social, por ello, los avances en el conocimiento de este tipo de células son seguidos muy de cerca por el neuromarketing.
Muchas de estas neuronas se encuentran en la denominada área de Broca (que es la región principal del lenguaje) y en otras zonas de la corteza cerebral, incluyendo las relacionadas con la visión y la memoria.

Espiritualidad: la clave de la productividad y éxito en las organizaciones

Espiritualidad: la clave de la productividad y éxito en las organizaciones
El término espiritualidad tiene varias interpretaciones que dependen del contexto en el que se le sitúe.
El más común es de origen religioso e involucra el vínculo de una persona o un conjunto de personas con un Dios o una divinidad en particular.
En lo individual, suele decirse que una persona es espiritual cuando tiene una gran sensibilidad, fundamentalmente hacia el prójimo, y minimiza el valor de los bienes materiales o, directamente, no le interesan.
Para algunas corrientes filosóficas, la espiritualidad involucra una especie de contraste entre materia y espíritu, es lo que ilumina al sujeto proporcionándole una gran paz interior tanto en su forma de vivir como en la búsqueda de la verdad.
En el contexto en el que aquí lo situaremos: el de las organizaciones y los negocios, el término espiritualidad involucra una reinterpretación de la economía, la empresa y la sociedad que pone al ser humano como centro y se caracteriza por la búsqueda de aplicaciones superadoras en materia de valores, dado que éstos deben trascender la inmediatez de sus circunstancias y su tiempo presente.
El respeto por el otro, el trato amable, la decencia en los negocios y todas las acciones que conducen a la buena convivencia tienen un efecto multiplicador. Al repercutir en otros ámbitos, principalmente en la familia y la sociedad, influyen en el bienestar general, individual y colectivo, generando una especie de onda expansiva que proyecta positivamente en forma horizontal y también hacia el futuro.
En líneas generales, el tipo de espiritualidad al que me refiero no se aleja mucho de los preceptos religiosos ni de los filosóficos, ya que se trata de ubicar al mundo del trabajo y a otros tipos de convivencia entre hombres y mujeres en un marco virtuoso que abarque las dimensiones material, mental y espiritual del ser humano.
La necesidad de focalizar en el ser humano: fundamentaciones científicas
Si bien las nuevas corrientes, como el neuromanagement y el neuroliderazgo promueven la ética, el buen trato y el respeto por el otro como núcleo de una gestión de recursos humanos de avanzada, desde las corrientes de espiritualidad lo que se busca es siempre algo que vaya más allá de los objetivos empresariales:
Cuanto mejor sea el ser humano como, mejor será la sociedad en la que vive, y mejores sus vínculos con su familia y su entorno. Cuando se habla de felicidad en las empresas, se habla de la generación de ámbitos de trabajo cuyos integrantes se sientan bien y disfruten de su actividad.
Ello produce la activación de los sistemas de recompensa del cerebro, provocando una mayor identificación con la organización en la que se desempeñan. Consecuentemente, aumenta su motivación, se potencian sus capacidades de creatividad e innovación y, al finalizar la jornada, regresan bien a sus hogares.
Esto último es muy importante porque cuando las personas no tienen el cerebro contaminado por el malestar laboral están mejor con ellas mismas y con los demás, disfrutan con su familia, con las actividades personales que realizan (el deporte, el teatro, el cine o cualquier otro tipo de esparcimiento) y al día siguiente o luego del fin de semana regresan bien a su trabajo.
Ello exige, en primer lugar, poner el foco en los opuestos, es decir, en todo aquello que debe minimizarse en las convivencias laborales, comenzando por acciones u omisiones que generen frustración, rabia y angustia por injusticias, temas que encabezan los listados cuando se analizan los males típicos de las organizaciones modernas.
De hecho, las ciencias neuroempresariales han demostrado en más de una oportunidad que la recompensa monetaria que recibe una persona por su trabajo no es la primera causa que la motiva, sino el buen trato y el placer por lo que se hace.

Espiritualidad: la clave de la productividad y éxito en las organizaciones
El término espiritualidad tiene varias interpretaciones que dependen del contexto en el que se le sitúe.
El más común es de origen religioso e involucra el vínculo de una persona o un conjunto de personas con un Dios o una divinidad en particular.
En lo individual, suele decirse que una persona es espiritual cuando tiene una gran sensibilidad, fundamentalmente hacia el prójimo, y minimiza el valor de los bienes materiales o, directamente, no le interesan.
Para algunas corrientes filosóficas, la espiritualidad involucra una especie de contraste entre materia y espíritu, es lo que ilumina al sujeto proporcionándole una gran paz interior tanto en su forma de vivir como en la búsqueda de la verdad.
En el contexto en el que aquí lo situaremos: el de las organizaciones y los negocios, el término espiritualidad involucra una reinterpretación de la economía, la empresa y la sociedad que pone al ser humano como centro y se caracteriza por la búsqueda de aplicaciones superadoras en materia de valores, dado que éstos deben trascender la inmediatez de sus circunstancias y su tiempo presente.
El respeto por el otro, el trato amable, la decencia en los negocios y todas las acciones que conducen a la buena convivencia tienen un efecto multiplicador. Al repercutir en otros ámbitos, principalmente en la familia y la sociedad, influyen en el bienestar general, individual y colectivo, generando una especie de onda expansiva que proyecta positivamente en forma horizontal y también hacia el futuro.
En líneas generales, el tipo de espiritualidad al que me refiero no se aleja mucho de los preceptos religiosos ni de los filosóficos, ya que se trata de ubicar al mundo del trabajo y a otros tipos de convivencia entre hombres y mujeres en un marco virtuoso que abarque las dimensiones material, mental y espiritual del ser humano.
La necesidad de focalizar en el ser humano: fundamentaciones científicas
Si bien las nuevas corrientes, como el neuromanagement y el neuroliderazgo promueven la ética, el buen trato y el respeto por el otro como núcleo de una gestión de recursos humanos de avanzada, desde las corrientes de espiritualidad lo que se busca es siempre algo que vaya más allá de los objetivos empresariales:
Cuanto mejor sea el ser humano como, mejor será la sociedad en la que vive, y mejores sus vínculos con su familia y su entorno. Cuando se habla de felicidad en las empresas, se habla de la generación de ámbitos de trabajo cuyos integrantes se sientan bien y disfruten de su actividad.
Ello produce la activación de los sistemas de recompensa del cerebro, provocando una mayor identificación con la organización en la que se desempeñan. Consecuentemente, aumenta su motivación, se potencian sus capacidades de creatividad e innovación y, al finalizar la jornada, regresan bien a sus hogares.
Esto último es muy importante porque cuando las personas no tienen el cerebro contaminado por el malestar laboral están mejor con ellas mismas y con los demás, disfrutan con su familia, con las actividades personales que realizan (el deporte, el teatro, el cine o cualquier otro tipo de esparcimiento) y al día siguiente o luego del fin de semana regresan bien a su trabajo.
Ello exige, en primer lugar, poner el foco en los opuestos, es decir, en todo aquello que debe minimizarse en las convivencias laborales, comenzando por acciones u omisiones que generen frustración, rabia y angustia por injusticias, temas que encabezan los listados cuando se analizan los males típicos de las organizaciones modernas.
De hecho, las ciencias neuroempresariales han demostrado en más de una oportunidad que la recompensa monetaria que recibe una persona por su trabajo no es la primera causa que la motiva, sino el buen trato y el placer por lo que se hace.